Para nada creo en las coincidencias. Para mi personalmente el tema del perdón es un "hueso duro de roer", sobre todo desde hace unos meses. Y el hecho de que el dia que llego nueva a un grupo de meditación traten el tema del perdón se ha unido a que hace dos semanas uno de mis libros de consulta preferidos ( I Ching), también me hablaba del perdón en una de sus líneas.
Así que he decidido escribir sobre ello, a ver si me sirve en el proceso...
La meditación hablaba de tres tipos de perdón: perdonar, que te perdonen y perdonarte a ti misma.
Pedir perdón. Si muchas veces no sabemos ni que hemos hecho daño! Y si somos conscientes...¡que trabajo cuesta! Porque no me refiero pedir perdón como el que pisa a alguien sin querer y le dice: ¡ay, perdona! y la otra persona dice: "no es nada"; y si no te perdona te da igual porque te perdonas tu, no es nada. Me refiero a esas veces en las que sabes que has metido la pata de verdad , que puede que no te perdonen (y te importa) y que además estarían en todo su derecho de no perdonarte.
Depende del caso en concreto, la lucha contra el ego puede ser dura. "De todas formas, lo hecho, hecho está" o "para que pedir perdón, hiciste lo que creiste correcto", eso que llaman orgullo, bajar la cabeza e ir a pedir perdón aun a sabiendas de que no tienes disculpa.
Cada vez que hacemos algo asi estamos ganando en humildad, una cosa de la que andamos muy escasitos y que cuesta mucho trabajo conseguir.
Perdonarnos a nosotras mismas. Esa vocecita interna que nos recuerda a veces lo que ha salido mal "por nuestra culpa". "Debería haber hecho...""Deberia haber dicho...""Si hubiese hecho tal o cual cosa en aquel momento...""Que habría pasado si hubiera tomado otra decisión..." Todas estas cosas pertenecen ya al pasado. No merece la pena lamentarse y, aunque parece abvio, lo hacemos constantemente. Pienso que es el perdón mas importante porque, aunque te perdonen los demás y tu seas capaz de perdonar a los demás, si no aprendes a perdonarte a ti misma nunca encontraras la paz interior.
Perdonar a los demás. La meditación decía algo consolador: si no puedes perdonar, no pasa nada. No te culpes por ello. Ya llegará.
Perdonar es un acto terapéutico, porque conlleva una liberación. Cuando no perdonas, el rencor acumulado se vuelve en tu contra, y te sientes peor. No perdonar te lleva a darle vueltas constantemente a ese pasado que ya no existe, o a luchar contra una situación contra la que no puedes hacer nada, con lo que estas poniendo cantidades enormes de energía en algo que no se puede cambiar. Esto hace que no seas capaz de avanzar en otros aspectos de tu vida. Por eso es tan importante perdonar para pasar página y volver a empezar, liberándose del pasado.
Tampoco es necesario comunicar a la otra persona o personas que las has perdonado en principio. Seguramente, de un modo u otro, algún día lo sabrán. El perdón no conlleva que la relación vuelva a ser igual que antes. Se puede perdonar, pero a no ser que sufras amnesia, no se olvida tan fácil.
El I Ching habla del perdón como la mas alta justicia. Se llega a ella mediante la empatía ("penetrar en su fuero interno con gran comprensión", dice textualmente), para formarse un concepto caritativo de las circunstancias. Esta no es fruto de la flaqueza, sino de una claridad superior. Lo estoy copiando casi al pie de la letra.
Para mi todo este tema se reduce a una lucha contra el ego. Lo puedes reconocer en tu dialogo interno cuando te dices:"¿Como me pueden haber hecho esto ¡A MI!? ¡el mundo entero debería DARME LA RAZON!
Se trata de verte desde fuera, como si fueras un espectador. Cuando reconoces a tu ego, este pierde fuerza. Cuanto mas lo sorprendes en tu dialogo interno, mas fuerza pierde. Hasta que llega un día en que te ríes de ti misma (en realidad te estas riendo de tu ego) por haber perdido tanto tiempo dándole vueltas a una situación que no se puede cambiar.
No poder perdonar significa permanecer anclada en una situación muy desagradable, reviviendo una y otra vez los momentos en los que te hicieron sufrir. Cuando perdonas rompes ese lazo y entonces puedes partir hacia un lugar mejor.
El camino hacia el perdón puede ser largo y difícil, pero cuando llegas te quitas una pesada carga, también físicamente, porque no debemos olvidar que somos un todo. Es como darse un gustazo.
Así que date el gusto. Perdona. O por lo menos empieza el camino.
Como siempre con cariño,
Ana.
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