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LA VERDAD INTERIOR

Cuando se fija la vista en un objetivo y se emprende el camino hacia el, comenzamos una aventura en la que, como en todas las aventuras, hay tiempo para todo. Para reir y para llorar, para pasar miedo, para ilusionarse y para decepcionarse...

En los momentos buenos, la creatividad surge espontáneamente, el horizonte es claro, todo nos sale bien y parece que el final feliz esta cerca.

En los momentos malos es todo lo contrario: no se nos ocurre nada, se agolpan los contratiempos, todo se nubla y no vemos el fin.

Son los momentos en los que corremos el riesgo de abandonar.

También puede ser que, habiendo conseguido nuestro objetivo, no sepamos mantenerlo, porque se nos haya olvidado lo que queríamos en realidad por el camino.

En los momentos de miedo, flaqueza, duda e incertidumbre es bueno hacer un alto en el camino y mirar hacia adentro para buscar aquello que nos mueve, nuestra verdad interior. Para encontrarla necesitaremos deshacernos primero de nuestras creencias aprendidas ( esos "jueces y verdugos" que tenemos en nuestras cabecitas, y que no son nuestra voz, sino la voz de los demás); y de nuestros prejuicios ( acerca de los demás y acerca de nosotr@s mism@s). Necesitaremos deshacernos de apegos innecesarios. Necesitaremos querernos mucho, grandes dosis de paciencia ( sobre todo hacia nuestra persona) y bastante meditación ( imprescindible la meditación).

No todo el mundo la encuentra. El ruido, externo e interno, no nos deja mucho espacio para "sentirnos". Pero si la encuentras deberás dedicarte a cuidarla y a fortalecerla, o de lo contrario tu vida te parecerá tiempo perdido.

Si tu verdad es fuerte tu lo serás también, y entonces estarás de nuevo preparad@ para seguir el camino en pos de tu objetivo, o dicho de otra manera: persevera. No me canso de decirlo, la perseverancia se ha convertido en una de mis palabras favoritas.

No entiendo ese empeño de muchos de querer "imponer" la felicidad y el optimismo a toda costa, como si no tuviéramos tod@s días malos, de esos que te arrepientes de haberte levantado.

En los momentos difíciles se cultivan las capacidades y fortalezas que nos hacen mas resistentes. La humildad o la perseverancia, por ejemplo. Humildad que aprendemos al caernos y perseverancia que necesitamos para volvernos a levantar.

Hay que tener una cosa en cuenta. Si hacemos nuestra verdad tan fuerte que nos ciegue, no veremos la verdad de los demás, cada persona tiene la suya, y debemos comprenderla y aceptarla por completo y sin miedo, si la nuestra es fuerte no tiene por que cambiar, o si. Nosotr@s decidimos. Pero no confundamos nuestra verdad con nuestro ego. Una forma de diferenciarlos es que la verdad no busca ni necesita constantemente el reconocimiento de los demás, mientras que el ego si.

Si ya has encontrado esa luz dentro de ti, enhorabuena. Síguela y no dejes que se pierda. Si todavía no la has encontrado, confía, está ahí.

Un abrazo,

   Ana


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